Cuando Khan el Poderoso se adentró en la guarida del Rey Brujo junto con su banda de aventureros para librar al mundo de la aberrante presencia del no muerto, tenía bastante claro que o perecería o haría historia.
Nunca pensó en la forma que esa historia iba a tomar, o las implicaciones que tendría.
En la batalla final, mientras el rey brujo defendía su filacteria desesperadamente, con la mayoría de sus compañeros heridos y agotados, su martillo de guerra corrompido por la magia del rey brujo y apenas sin opciones, Khan, en un arrebato de furia, arrancó una columna de la mazmorra del Liche, y con un herculeo esfuerzo aplastó al rey brujo con ella antes de, siguiendo las instrucciones de su malherido mago, golpeó una y otra vez la filacteria del no muerto.
En cada golpe, la arcana construcción del rey brujo liberaba enormes energías que hicieron temblar la mazmorra, haciendo que esta comenzase a desmoronarse. Usando la columna como ariete para abrirse paso huyendo (y acelerando) el derrumbe.
Con algo más de calma, y mientras una pequeña porción de la montaña se hundía, Khan pudo descubrir que la columna que aun sujetaba había sido imbuida con algo de la magia de la filacteria, forjada por su heroica acción.
Khan no volvió a blandir otro arma.