Si seguis esta cronica desde sus entradas anteriores, recordaréis que los Pjs acababan de desencantar la granja del viejo Mateo, pero sin conseguir frenar la transformación de Ada en una saga nocturna.
Con la tristeza de una supuesta victoria de sabor agridulce, comunicaron a Mateo las noticias, que antes de pagarles procedió a quemar la casa y contarles que planeaba partir hacia Argos a labrarse un nuevo futuro allí, lejos de la tragedia que había vivido.
Esa escena fue bonita y emotiva, y todos los jugadores tuvieron la oportunidad de rolear como sus personajes se enfrentaban a esa derrota y una situación tan trágica. Hizo mucho por la caracterización de los mismos el bajón de Garret, el optimismo de Alice, la resignación de Rylan o la impasibilidad de Shelvar.
Mientras esto pasaba, Ordau’r vivía locas aventuras.
Atrapado en el anillo que había conseguido en su sesión 0, Ordau’r se encontraba en una sala con una única puerta. Al abrirla, vio que había una caída considerable hasta una sala que se encontraba flotando bajo la suya en una suerte de vacío gris e interminable.
Ordau’r saltó y utilizó su hechizo levitar para descender con cuidado hasta la habitación, donde se encontró una calavera negra como la obsidiana descansando sobre un pedestal.
Cuando fue a tocarla, esta estalló en llamas y le habló. Así conoció al guardián, un ser atrapado en el anillo y condenado a ser una suerte de portero interdimensional para el verdadero habitante de la reliquia: Keraptis.
Keraptis se presentó ante Ordau’r como “el ultimo aprendiz de Acererak, el mas poderoso nigromante que la historia ha conocido” y tras una tensa conversación le dijo a Ordau’r que si quería usar su poder tenía que demostrar ser digno de una colaboración con el.
Al fin y al cabo, su anterior amo era un mago de increíble poder…
Cuando la Brigada volvió al pueblo, se encontró a Ordau’r despierto y tras una escena fascinante en la que Ordau’r les contaba su experiencia en el anillo y Rylan desveló que desde que perdió a su familia, no respeta ni adora a Gaelor (el dios al que le juro lealtad como paladin) y que ahora solo siente odio hacia el, Shelvar, el clerigo residente de la Brigada miró a Rylan muy serió y le preguntó: “¿Que es Dios?”
Son momentos como estos por los que amo a Dani, por que la cara del resto de la mes al oir que el clerigo del grupo no conoce el concepto de Divinidad ( a pesar de recibir poderes de una) y las preguntas y teorías a las que dió pie fueron una delicia.
Después se dispusieron a decidir cual sería su siguiente curso de acción. Por un lado, todos tienen un motivo u otro para dirigirse a Argos, una ciudad portuaria cercana, la segunda capital de Ardara. Por otro lado, Rylan y Ordau’r llegaron a Ardara por metodos poco convencionales, y recuerdan claramente que el mago que teletransportó el Barco a una montaña por error mencionó a una tal Ravana, que también aparece mencionada entre las notas de Cemush.
Decidiendo que probablemente el mago corría peligro y que Ardara seguiría ahí dentro de unas semanas, el grupo decidió partir camino a las montañas que dividen el país por la mitad y donde descansa el barco que el mago empotró en la roca.
Saliendo del pueblo, por que no puedo dejarles tranquilos ni un instante, vieron que había una gran acumulación de gente entorno a la casa donde vivía la herrera con la que Shelvar había hecho muy buenas migas.
No tardaron mucho en descubrir que tanto ella como su marido habían sido asesinados por tres heridas punzantes y que el asaltante entró en la casa sin forzar ninguna puerta o ventana.
Lo que para los pueblerinos es un misterio, es rapidamente resuelto en el petit comite de los Pjs, que deducen que el asesino debe ser el Mezzoloth que escapó con ellos de Bodega Petra.
Tras algo de debate y recordar algo de lore, los Pjs deciden que el Mezzoloth debe estar trabajando para alguien y que Cemush debía estar intentando fabricar esbirros para alguien que no era el. Entonces, Shelvär decide cojer la piedra de mensaje que encontraron el la guarida del contemplador y mandar un amenazador mensaje a quien sea que está al otro lado. “Voy a por ti”.
Una voz de su pasado, una de las pocas que recuerda claramente, le responde “Me gustaría verte intentarlo”.
Ese es el momento en el que a Shelvär le entra un tremendo ataque de pánico que el resto de la Brigada apenas puede calmar. Aun no saben que esta pasando con todo esto. Solo que el Kenku ha reconocido la voz y le ha asustado mucho.
Durante el viaje tuvieron diversos encuentros, desde un campo de Giralunas o un memorial al guerrero caído que contenía una pira de llama eterna, a una patrulla de exploradores del ejercito ciudadano Ardasi que habían sido atacados por las tropas acantonadas a las afueras de argos. Estos exploradores volvían a la capital, Galdana, y el viejo capitán gnomo se olía guerra civil en el ambiente.
Por ultimo, ya bien adentrados en un paso montañoso, se toparon con un Aarakrocra perteneciente a los Mensajeros de Luathas, un grupo de carteros y mensajeros de élite que se especializan en entregar mensajes a través de regiones peligrosas o con una celeridad digna de leyenda.
Este mensajero estaba siendo perseguido por dos hambrientos perytons dispuestos a devorarlo entero.
La iniciativa no fue benigna con el Mensajero, ya que el Peryton que lo estaba persiguiendo saco mas iniciativa que el (y que todos) y le metió un critico que lo mando directo al reino de los muertos.
La pelea fue intensa y los personajes sufrieron bastantes daños, llegando a dejar a Rylan inconsciente. Cuando Shelvär le curó en el turno siguiente, Rylan se despertó furioso, nada contento con haber sido salvado, gritando que lo dejen morir.
Una vez despachadas las monstruosidades con una combinación de magia necromántica y divina por parte de Alice y Ordau’r, la Brigada descubrió que el mensajero estaba portando un pergamino sellado mágicamente con un tal Tumuran Glassar, en Argos, como destinatario. Además las botas del mensajero (unas botas humanoides extrañamente atadas con cordel a las patas del hombre pajaro) resultaron ser mágicas, y pasaron a reconfortar los pies de Alice.
Me dio un poco de pena que el mensajero muriera, por que era una pieza de Worbuilding chula y un Npc interesante, pero lo bueno de darle un propósito y una historia a un encuentro aleatorio es que ahora tienen un interesante gancho para cuando llégen a Argos.
Cansados y heridos, decidieron acampar en una cueva cerca de su destino, preparándose para buscar al mago en las grutas fúngicas a la mañana siguiente…
Y se despertaron rodeados y emboscados por Kobolds.
La imagen de cabecera del articulo es Ordau’r, tal y como lo ha dibujado el fantástico Ikanart.