Tras la explosión de popularidad de “The witcher” surgida después del éxito de la serie de netflix, he visto a infinidad de miembros de las comunidades roleras, tanto anglosajona como española abalanzarse sobre la oportunidad de pegarle un mordisco a ese jugoso pedazo de tema de moda.
He visto subclases para poder ser como Geral (cuando te basta un ranger), monstruos adaptados, mecánicas que añadir a múltiples juegos… Y un millón de reviews del juego de The Witcher.
Pero, para mi sorpresa, todavía no he visto ni un solo texto, adaptación o consejo rolero hablando de un concepto que esta en el corazón de la narrativa de las historias del brujer y que, bien aplicado, puede tener una lugar en nuestras partidas de rol, especialmente si queremos que tengan ese sabor brujeril.
En The Witcher, el destino es una fuerza del universo que Existe y afecta a la narrativa y los personajes.
En los juegos esta menos presente (al fin y al cabo, mientras juegas al Gwent y haces misiones secundarias el mundo no se acaba), pero tanto en los libros como en la serie esta directamente implícito que el destino juega un papel muy importante en la historia de Geralt.
En la historia de Geralt hay varios casos de personas destinadas a que sus caminos se crucen. Desde el famoso caso del niño de la sorpresa* hasta el deseo que Geralt pide y que ata su destino al de Yennefer.
*En el mundo del Brujero, cuando alguien salva la vida a otro alguien y no quiere exigir recompensa, recurre a la ley de la sorpresa: El salvado entregará aquello que ya posee y todavía no sabe que tiene a aquel que le ha salvado.
Esto, normalmente, hace que el objeto entregado tenga poco valor, ya sea una planta nueva que ha brotado en su jardín o un animal de una camada nueva en su granja. Pero en ocasiones, el salvado vuelve a casa para encontrar a su esposa embarazada de un hijo, que ya tenía y todavía no conocía de su existencia.
Estas situaciones excepcionales unen el destino del niño y el salvador de forma irrevocable, como pasa con Geralt y Ciri.
Pero Geralt no es el único luchando contra su propio destino. Calanthe, Renfri, Yennefer, o incluso Jaskier están atrapados en la red de los hados.
Esto, puede entenderse de forma cínica como una forma de mover la narrativa hacia delante. Es de hecho, lo que muchas otras historias han intentado contar. El niño elegido, la profecía de turno que determina que un individuo X es el que detendrá al villano. Pardiez, si hay hasta villanos que crean a su propio némesis tratando de evitar lo profetizado.
Es el enfoque del villano el que utiliza Andrzej Sapkowski en sus libros innumerables veces, pero con un giro.
En el universo de Geralt de Rivia, intentar evitar tu destino, te causa grandes problemas. Todos los bretes en los que Geralt acaba metido, toda su mala suerte, todas las desventuras y problemas, se deben a que está evitando reunirse con Cirilla. Esta implícito en la narrativa que Cintra arde hasta los cimientos por la cabezonería de una Calanthe que se niega a aceptar las fuerzas del destino.
Esto, aplicado a lo que nos interesa, es una fuerza interesante para justificar y explicar por que a los héroes de nuestras partidas (los personajes) no hacen mas que pasarles cosas.
Es un fenomento habitual que los personajes de una partida de rol tomen todas las precauciones posibles para que la gente no busque su perdición, y es por eso que muchas veces el DM tiene que forzar un pelín el conflicto a sus pies.
Para esto, presentar la idea de un destino inevitable puede ser interesante. Si hacemos que ese destino sea conflictivo y poco deseado por el personaje, tenemos una situación dramática pase lo que pase.
Si el Personaje toma la decisión de ignorar su destino o huir de el, el efecto mariposa de sus acciones causará siempre las peores consecuencias a gran escala. Cuando por fin acepte su destino, el propio conflicto de la situación hará el trabajo por ti.
Todos somos conscientes de que esto es un poco un conflicto en raíles y quitarle la libertad de acción al jugador, pero no deja de ser uno de los elementos definitorios de la narrativa de Sapkowski, y si vamos a tratar de emular el drama y el angst de las historias de Geralt, mas nos vale tomar nota y usar el condimento principal para sazonar las nuestras.