Hay un millón trescientas mil formas de dirigir una partida de rol. Puede que tiendas mas hacia partidas llenas de misterio y drama, o seas un director mas humorístico, puede que te vaya la épica o que tus escenas sean mas costumbristas. Quizá lo que que aportas a la mesa son unas habilidades interpretativas sin parangón, o unos giros de trama espectaculares, o desafíos tácticos que hacen sudar a tus jugadores…
O puede que no hagas nada de eso, y simplemente seas un amigo mas que se sienta a la mesa y hace lo que puede para que este hobby que compartes con tus colegas siga hacia delante.
La cuestión es, habiendo tantas formas de dirigir y tantos tipos de grupo de juego disfrutando de todas las combinaciones posibles de estas… ¿como es posible que haya tanta gente hablando de “Mejorar como director”?
¿No debería ser imposible mejorar en algo que puede hacerse bien de tantas formas distintas?
Esta es una de las discusiones cíclicas de internet que me hacen querer estrangular a sus participantes, por la tontuna general detrás de la argumentación, ya que me parece bastante obvio que todos esos consejos hacen referencia a como mejorar EN UN ASPECTO CONCRETO de el arte de dirigir una partida o simplemente dan consejos generales de como darle enfoques distintos a cada una de las facetas de la dirección.
Como de costumbre, roleros malinterpretando consejos bienintencionados en pos de salvaguardar su propio ego, menuda sorpresa.
Sin embargo, esto me hizo pensar: ¿Y si hubiese unas directivas base que permitiesen distinguir de forma absoluta a un MAL director de un BUEN director?
Creo que normalmente el problema de esta pregunta es que nos centramos en que hace bueno al buen director, y habiendo tantas formas de dirigir, tantos gustos enfrentados, tantas escuelas de pensamiento enfrentadas… pues nos cuesta un poco determinar que es BUENO.
Por eso yo voy a tomar el camino fácil y voy a definir que cosas convertirían a un director en MALO de forma universal y luego les voy a dar la vuelta.
Primero, lo sencillo.
Jugamos a rol para divertirnos, así que por pura lógica, cualquier director que haga que el resto no se divierta, es un mal director (esto también se aplica a los jugadores, para ser sinceros).
Esto puede tomar muchas formas. Realmente depende de los integrantes del grupo y que les divierta a ellos. Es un asunto que depende de leer a la mesa y saber como hacer que se diviertan. Encuentros a los que quieren encuentros, roleo a los que quieren roleo, esas cosas…
Sin embargo, eso es altamente subjetivo, esto te convierte en un mal director para ESA mesa, para ESOS jugadores. Yo creo que podemos ir mas allá, señalando un comportamiento que es universalmente no divertido.
Y es que en mi experiencia, si tu juntas a un puñado de personas que quieren divertirse jugando a rol, van a divertirse sin necesidad de que el director haga mucho.
Un mal Director, sin embargo, no dejara hablar o decidir a los jugadores, impondrá su forma de hacer las cosas, introducirá escenas a sabiendas que hacen sentir mal a gente concreta en la mesa… En general, no dejará que la diversión florezca por si sola.
Por ende, (y por terminar esta argumentación en una nota positiva) el buen director es el que identifica al tipo de jugadores que tiene entre manos y favore que los jugadores creen su propia diversión, siempre añadiendo, nunca restando.
Por otro lado, tenemos la función de Arbitro que el Director de Juego cumple en la mayoría de sistemas. No solo ejerce de arbitro ante cualquier desacuerdo o disputa entre los jugadores, sino que (lo mas habitual de hecho) es el responsable de arbitrar en los conflictos entre el mundo y los personajes, el sistema y los jugadores y el sistema y el mundo.
Al fin y al cabo, son las decisiones del director de juego las que dan resolución a las de los jugadores y npcs, y es su criterio el que establece las reglas básicas de la ficción.
Por lo tanto, dado que es una función tan importante, creo que podemos decir que ser injusto te hace mal director de juego.
Esto puede manifestarse en una preferencia entre uno o varios jugadores, en plegar las reglas del mundo o el sistema para perjudicar a alguien concreto, a ser inconsistente con tus decisiones o simplemente cruel por algún motivo.
Esta es uno de los pecados mas graves para un Director de juego, pues si bien el otro punto puede achacarse a no ser capaz de propiciar la diversión de un tipo concreto de jugadores, este es exclusivamente responsabilidad del director.
Así que, en resumen, dado que un mal Director de juego es alguien injusto con la autoridad que los demás jugadores le otorgan y que no vela por propiciar la diversión del resto de la mesa… un buen Director de Juego será aquel que vele por la diversión en la partida y sea justo en sus decisiones.
Y todo lo demás es artificio. Toppings que elige el comensal. Pero la base del plato tiene que ser solida y estar bien preparada.
Y yo creo que esa que acabamos de definir, es la base de un buen Director de Juego